Ruth Wakefield y las cookies con trocitos de chocolate

Hay vicios más confesables que otros. Arrasar con las secciones gastronómicas de las librerías es bastante confesable. Pero vicio, lo es, y trato de controlarlo para evitar males mayores (la ruina total, que me echen de casa, que se hunda el piso…) Si las librerías son de viejo, es más confesable aún y hasta queda simpático. Y si además te encuentras en una famosa, divertida y estupenda librería nada menos que en el ultrapijísimo Boston, puede y debe confesarse que me tuvieron que sacar a rastras de ella. No es que quede simpático, es que queda la mar de bien y encima es un ejemplo de entrega a la causa gastronómica. Aunque yo prefiero recetas sanas de galletas

Pero es que en esa librería había que echar horas. Ya sabéis lo difícil que es encontrar buenos libros de cocina antiguos y/o viejos y en un estado pasable. Allí había un montón. Yo no las tuve (horas), y además, ante mi entusiasmo se erguía inapelable el problema del peso del equipaje. Pero aun así hice algunas compras estupendas.

Ruth Wakefield’s tried and true recipes (1931) es un librito encantador escrito ni más ni menos que por la inventora de las cookies con trocitos de chocolate. Ruth y su marido regentaban un albergue al sur de Boston, The Toll House, que pronto fue conocido por su buena cocina y especialmente sus postres.

Resulta que, como pasa algunas veces, el invento de las galletas se debió a la casualidad. Ruth no tenía chocolate en polvo para sus cookies, así que añadió una tableta de chocolate en trocitos y al contrario de lo que ella pensaba, los trocitos no se derritieron. Pero las galletas estaban buenísimas. Total, que continuó haciéndolas de la misma manera y la gente empezó a conocerlas por su zona, al final salieron en el periódico y se hicieron famosas. Casualmente se trataba de una tableta de chocolate Nestlé y debido a la fama de las galletas y al consiguiente aumento de las ventas de ese chocolate, Ruth terminó llegando a un curioso acuerdo con la gran compañía: la receta de las cookies aparecería en los envases de chocolate y a cambio Nestlé le sumistraba a ella el chocolate gratis. Nestlé primero y después otras marcas empezaron a fabricar los chips de chocolate especialmente para elaborar las cookies.

Si las hermanas Tatin, que también eran propensas a las casualidades gastronómicas afortunadas y que también tenían un albergue de carretera, lo hubieran tenido en los USA, no quiero ni pensar lo que habrían patentado, publicado, registrado, vendido…

En 1940 Ruth Wakefield publicó Toll House Tried and True Recipes, que todavía puede encontrarse en Amazon y se ha reeditado, según la wikipedia, 39 veces. No me extraña, ya que en el mío, a pesar de ser de 1931, he marcado muchísimas recetas para hacer. Son recetas caseras y entrañables, supersencillas y explicadas de una forma sorprendente y muy concisa: con anotaciones intercaladas en la lista de ingredientes.

Hice muchas otras compras de libros que me darán para rato porque estos americanos, lo que es cocinar, no cocinarán, pero las secciones gastronómicas de cualquier librería son el paraíso. Por no hablar de las tiendas de cacharritos. Qué barbaridad.

 

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