Fresas

Fresas

Nombre técnico

“Fragaria vesca” es el nombre técnico de la variedad silvestre original del sur de Europa. La fresa silvestre existe en los bosques de Europa y es utilizada como alimento desde hace milenios. También ha sido muy apreciada por sus virtudes terapéuticas.
A partir de variedades americanas se fueron generando otros tipos de fresas de cultivo de mayor rendimiento y de temporada más larga, como el fresón, que no se introdujo en Europa hasta comienzos del siglo XVII.

Propiedades

Las fresas y fresones son muy ricas en vitamina C, aún más que las naranjas. Contienen también fósforo, calcio, hierro y potasio, además de fibra vegetal.

Es una fruta de grandes cualidades, por ejemplo, contiene una pequeña cantidad de ácido acetil salicílico, o sea, aspirina. Tiene propiedades depurativas y laxantes y ayuda a controlar la presión arterial.

fresas silvestres

Clases

Fresas silvestres: se encuentran en los bosques europeos, son muy pequeñas y de sabor muy intenso. También existe una variedad de fresa parecida a la silvestre pero cultivada.

Fresa cultivada: son bastante escasas, aunque últimamente se ha retomado su cultivo en algunas zonas de España.

Fresón: Es más grande y jugoso que las fresas aunque algo más pobre de sabor. Sus propiedades nutritivas son las mismas que las de las fresas. En la actualidad es prácticamente la única variedad que se cultiva en España.

Compra

Aunque hoy día se encuentran casi todo el año, su temporada es la primavera y lógicamente es cuando las obtendremos de mejor calidad y precio. Las actuales técnicas de cultivo permiten que la temporada del fresón se adelante ya hasta enero.

En los supermercados se presentan en cajitas de plástico que conviene revisar bien antes de adquirir, ya que las fresas se estropean con facilidad. Si hay líquido en la caja, seguramente habrá alguna estropeada.

En cuanto a los fresones, lo mejor es comprarlos a granel en el mercado o bien en sus cajas de madera, que es donde mejor se conservan.

Conservación

Las fresas y fresones duran muy poco, por lo que es conveniente consumirlos el mismo día de la compra. Si queréis comprarlos con antelación, habrá que escoger unos frutos no muy maduros y dejarlos en su misma caja en lugar fresco (no en la nevera) sin tocarlos. Si fuera necesario guardarlos en la nevera, se conservan mejor colocados en un centrifugador de ensaladas dentro del cestillo y con su tapa. Parece un método un poco raro, pero he comprobado que funciona durante un día o dos.

Si habéis comprado mucha cantidad, podéis hacer mermelada, helado o alguna tarta.

Las fresas enteras no se congelan bien: al descongelarse se quedan blandas y pierden sabor. En cambio, es posible congelarlas en forma de puré que puede usarse para postres, batidos y helados.

Utilización

Para que no pierdan sabor, las fresas se lavan antes de quitarles las hojas.

Así simplemente se pueden servir de postre, con un poco de azúcar o zumo de naranja. En mi casa siempre se preparaban así justo antes de comer: cortadas, cucharada de azúcar y chorrito de vino tinto por encima; para la hora del postre habían formado ya una salsa riquísima.

En repostería se utilizan en tartas, pasteles, salsas, gratinados, mousses, soufflés, helados, y por supuesto, confituras y mermeladas.

Si tenéis la oportunidad de recolectar fresas silvestres en cantidad suficiente (es difícil ya que son muy pequeñas) preparad un buen hojaldre casero y haced esta receta. Si son pocas, lo mejor es comérselas directamente en el campo: no las hay mejores.

Para hacer un “coulis” de fresa, se tritura la fruta (aquí tienes modelos de trituradoras de alimentos) y después se tamiza para eliminar las semillas. Se endulza con azúcar glas, ya que se disuelve mejor. Opcionalmente se puede añadir una pequeña cantidad de algún licor adecuado a la receta en que se vaya a emplear.

Como decoración son muy vistosas. Quedan muy bien cortadas en rodajas a lo largo sin quitar las hojas, o en abanico.

Fresas al chocolate: derretir un poco de chocolate y sumergir total o parcialmente las fresas, sujetándolas por las hojas.

Las fresas y fresones también tienen un sitio en la cocina salada: por ejemplo, como acompañamiento de caza o cerdo ibérico, generalmente acompañadas de otros frutos rojos. También hacen un interesante papel en ensaladas y tienen una curiosa sinergia de sabor con el tomate: probad a unirlos en una receta y veréis como se potencian los sabores. Incluso podéis sustituir los tomates por completo haciendo un gazpacho de fresón.

Recetas

Trigo tierno, espárragos y fresón
Presa de ibérico con salsa de frutos rojos
Mermelada de fresa con corteza de naranja

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