Cuando tienes un buen tomate, hay que tratarlo como se merece. Una receta en la que tenga protagonismo absoluto, como este carpaccio de tomate, es lo de menos. O es la base para con pocos ingredientes y poco tiempo conseguir un plato de los de poner los ojos en blanco. El tomate rosa que utilicé es magnífico para este plato: muy carnoso y con pocas pepitas, ¡parece solomillo! Así que no, no he acabado con el tomate, aquí sigo, casi obsesionada con el tema y este verano habrá más recetas y posts dedicados al tomate y a sus recetas.
Los ajos medio fritos y el aroma de la trufa sintonizan de maravilla con el tomate. Sabor «umami» a lo bestia y también analogía gustativa con el carpaccio original y carnívoro. Una analogía indirecta de una especie que me encanta, porque no sabe a carne pero te hace pensar en ella. Es lo que me gusta de esta receta: sencilla, con buenos ingredientes y un sabor que conmueve y promueve asociaciones gastronómico-mentales divertidas. Al menos a los enfermos de gastronomía como yo… De todas formas, la asociación no es una mera “comedura de coco”, ya que, como os conté aquí, los tomates son ricos ácido glutámico y aromas sulfurosos, casualmente más abundantes en la carne que en las verduras. Ya veis, pese a lo que pudiera parecer, en este mundo todavía quedan algunas cosas que tienen sentido.
Se ha hablado mucho últimamente del aceite de trufa: que si se abusa, que si es sintético… El que yo tengo es aceite de oliva virgen extra, español, con trufa blanca y nada más, o al menos eso dicen los ingredientes. Tiene un trozo de trufa dentro (yo la veo un poco negra, pero bueno) y huele fenomenal. A mí me gusta y basta.
La receta
Dificultad: ninguna | 10 minutos [activo: 10 minutos]
Ingredientes
[cuatro personas]
500 g de tomate • 4 cs de aceite de trufa • 2 dientes de ajo • 1 cs de aceite de oliva virgen extra • cebollino picado • flor de sal
[una persona]
125 g de tomate • 1 cs de aceite de trufa • 1/2 diente de ajo • 1 ct de aceite de oliva virgen extra • cebollino picado • flor de sal
Elaboración del carpaccio de tomate con aceite de trufa
- Tener el tomate a temperatura ambiente. Pelarlo con un cuchillo bien afilado sin escaldar previamente. Cortarlo en rodajas lo más finas que se pueda y colocarlas en una fuente o en los platos directamente.
- Picar muy finamente el ajo y ponerlo al fuego con la cucharada de aceite normal. Apartarlo cuando empiece a crepitar. Escurrirlo y mezclarlo con el aceite de trufa.
- Aliñar los tomates con la mezcla de aceite y ajo. Sazonar con la sal y con el cebollino picado. Servir enseguida.
Notas
En esta receta, el cuidado de la materia prima es esencial: nuestro tomate rosa se lo merece todo. Por eso, dejadlo fuera de la nevera, para que despliegue todos sus aromas, que son muchos.
No lo escaldéis para pelarlo: por poco que se tenga en el agua, el borde siempre se cuece un poco.