Alcachofas

Alcachofas a la plancha

Alcachofas

Algunas recetas destacan por su simplicidad y la calidad de los ingredientes utilizados, así como el cuidado puesto en su preparación. Las alcachofas asadas son un tesoro culinario que demuestra que la simplicidad puede ser sublime.

Esta preparación es notable porque utiliza solo tres ingredientes: alcachofas frescas, aceite de oliva virgen extra y sal de calidad, preferiblemente en escamas o flor de sal. Sin embargo, el producto es un plato en sí mismo, uno que puede encantar a los paladares más duros.

La técnica navarra: cocinar sin pelar

Lo que realmente es interesante aquí es que ofrece otra forma de cocinar alcachofas, un enfoque inspirado en la tradición navarra, famosa por producir vegetales de alta calidad. La técnica implica cocinarlas enteras, sin pelarlas primero, para luego quitar las partes no comestibles una vez cocidas. Esta técnica, que algunos restaurantes usan al preparar alcachofas crudas aquí en Pamplona, puede realmente ofrecerte dos beneficios: evitará que tus manos se ennegrezcan (lo que todos aquellos que han pelado alcachofas crudas han experimentado) y ayuda a mantener el sabor y la textura del corazón, la verdadera joya de este vegetal.

Es un proceso sencillo, pero el tiempo lo es todo. Comienza hirviendo las alcachofas enteras en una gran cantidad de agua durante aproximadamente 30 minutos, o hasta que puedan ser fácilmente perforadas con una aguja. Si se utiliza una olla a presión, el tiempo se reduce a 16 minutos a máxima presión, luego se dejan enfriar en la olla sin abrirla.

Como toque final: desde cortar hasta dorar

Una vez estén tibias, es hora de prepararlas: se eliminan las hojas exteriores más duras, se corta el tercio superior de cada alcachofa (la parte más verde y fibrosa) y luego se parten por la mitad a lo largo. El corte expone el corazón y las porciones tiernas de las hojas internas.

El toque final que lleva este plato al siguiente nivel es sellarlas en una parrilla o sartén. Con medias gigantes en forma de arce, cubiertas de brillo, colocadas con el lado cortado hacia abajo sobre calor medio-alto y directo, pueden dorarse ligeramente. Esto mejora el sabor y da una costra crujiente que contrasta con el interior esponjoso.

El secreto está en servir

Para servir, simplemente rocía con buen aceite de oliva (la receta llama específicamente a la variedad Royal de la Sierra de Cazorla) y espolvorea con sal. Esa simplicidad es lo que permite que el sabor natural de la alcachofa brille en todo su esplendor.

La receta es para cuatro comensales, escrita con 16 alcachofas pequeñas, pero se adapta fácilmente para una sola persona, necesitando solo cuatro. Los tiempos de cocción variarán según el tamaño y la frescura de las alcachofas, por lo que se debe verificar el punto de cocción con un pincho antes de cada paso.

Pero este plato demuestra que la gran cocina no siempre requiere técnicas complejas o ingredientes exóticos. A menudo, se trata de seleccionar bien, honrar los productos y dejar que hablen por sí mismos. Las alcachofas asadas ciertamente representan ese tipo de lujo accesible, un distintivo de la cocina mediterránea.

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